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32. Año 143.

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Después de muchísimos años de espera (y muchos McFlurry mientras tanto *lalala*) ha llegado por fin el día, ¡¡nos casamos!!

Hace algo más de diez años cierto señorito apareció para cambiar mi vida por completo, lo hizo presumiendo de una espalda trabajada a base de cargar lingotes de oro, de una sonrisa de las que roban alientos, de un apartamento lleno de muebles usados y sábanas estrenadas, pero también de la misma pasión que yo por el McDonald's y los helados (*______*)

La primera noche que pasamos juntos cambiaste mi vida sin saberlo, poco a poco te fuiste convirtiendo en una persona sin la que no quería ni podía vivir, nadie más podría haber sido capaz de llevarme en su espalda por todo Londres, ni de haberme sacado mil fotos con el atardecer de fondo en el Sky Garden, ¡¡y mucho menos de aguantar tanta energía!! Tú me enseñaste que las mejores historias son las que no van deprisa, las que se toman su tiempo (pero sin pasarse) y que los pequeños detalles son los que marcan la diferencia.

Podría alargarme mucho más, pero mis palabras seguramente no entrarían aquí y tampoco es mi intención que nadie muera de envidia *lalala*, así que simplemente quiero darte las gracias, Hesperos Dream. Gracias por aparecer, por esperarme en mis eternas siestas, por el niño más guapo del mundo, por las aventuras vividas y por las que nos quedan, por querer ser tú, sólo tú y siempre tú. Te prometo que yo nunca te faltaré, que te esperaré siempre que tengas que dormir, que te haré todos los masajes que esa espalda necesite, que nunca seremos un matrimonio monótono y que los vecinos siempre seguirán escuchando mucho ruido.

Hoy y siempre, sí quiero ♡



Te amo.