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Un paseo con ritmo y sazón

Risas, caminatas sin destino, mucha comida y bebida al pasar y, más que nada, sus manos sosteniéndose. Rosi salió de paseo con su hermana Ru. Las Eason ya habían decretado el fin de su encierro y ahora disfrutaban por las calles de Londres con total libertad, abiertas a toda nueva experiencia que las sorprendiera... y no las obligara a hablar inglés.

-Recuérdame, hermana. ¿Por qué nunca hablamos en inglés?- le preguntó Ru cuando rechazaron al tercer chico que las abordaba con un "hello, ladies".

-Porque somos unas perezosas, por supuesto-. La respuesta hizo asentir a Ru, quien bajo ningún concepto podía negar la aversión de las Eason al esfuerzo. Ellas, decía su madre Ciara, habían sido criadas como princesas. Y las princesas sólo se preocupan de verse bonitas y pasarlo bien. Para pagar las cuentas y cargar las bolsas estaban los demás. Las hermanas rieron recordando dicha frase y continuaron con su paseo.

Al rato, una música cautivó el cuerpo de Rosi, quien no pudo evitar adentrarse en sinuosas y angostas callejuelas en pos de dicha melodía. Tenía un toque latino, algo caliente, con sabor, con bravura y picor. Tiraba de Ru, no muy dada a la danza, con prisa. Pronto su hermana era la que tiraba de ella, pues la música venía acompañada de un aroma a comida picante, la debilidad de la rubia.

-¡Rosi! ¡Mira!

La música las condujo a un puestito callejero en una plazoleta pequeña donde parecía haber una feria étnica. Ritmos, sabores y tenores de todo el mundo se encontraban en un círculo de apenas unos metros y la gente se agolpaba. Ru fue a comprar lo que sea que oliera tan bien... A Rosi un hermoso mulato la saludó con un muy castellano "hola, preciosa" y bailaron hasta bien tarde.

Jamás te pierdas un rico aroma ni mucho menos una sabrosa canción.

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