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El mejor regalo del mundo

Te juro que nunca pensé que alguien pudiera regalarme algo tan perfecto… hasta que mi novio, el mejor novio del mundo (Aunque probablemente mañana se me olvide que tiene ese título), me entregó una pequeña cajita con el contenido más bonito del mundo. Un pequeño gatito, pero no cualquier gatito: un bollito de pelo suave y perfecto.

Y cuando el bichito levantó la cabeza… ¡madre mía! Esos ojos azules. Pero no un azul cualquiera: el mismo tono exacto, idéntico, clavadito a los ojos de Connor. Un dúo de miradas azules conspirando para conquistarme. ¿Cómo se supone que una chica normal como yo, sobrevive a eso?



He deseado un gato desde que tengo uso de razón, pero mi madre nunca quiso tener uno en casa. A ver cómo lleva ahora que su yerno favorito (que me da ya que ha bajado puntos en su ránking), haya metido a esta pequeña maravilla en su casa.