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Colega, hoy empieza una nueva tradición: tu primera noche de chicos.

Mamá se ha ido a jugar a Londres, pero no te preocupes… tengo un plan.

La vamos a ver desde casa, juntos. Sí, tú y yo. Y para asegurarnos de que la velada sea perfecta, ya tengo tu bebida favorita esperándote en la nevera. Para papá habrá zumo de cebada (0%), y por si el tío Mason decide unirse a la fiesta, también hay unas cuantos zumitos de cebada normales bien fríos.

Por supuesto, no puede faltar el menú oficial de las noches épicas: hamburguesas y patatas fritas. Porque nada acompaña mejor un buen partido que un gran banquete.

Y lo mejor de todo es que verás a mamá en la tele. Ella no podrá oírnos, pero vamos a animarla tan fuerte que sentirá nuestro apoyo desde Londres. Vamos a celebrar cada vez que los Harlem rocen el aro y gritaremos (en susurros si te has decidido echar una siesta) “¡falta técnica!” cada vez que el equipo contrario meta la mano… por si con un poco de suerte les cae un tiro libre.
Esta vez la tía Nixie no juega, pero no te preocupes: en el próximo partido verás el equipazo que hacen mamá y la tía juntas.

Cuando crezcas, ya veremos si te conviertes en pívot, alero o base… aunque, siendo honestos, con la facilidad que tienes para lograr que todos bailemos a tu alrededor, yo apostaría a que serás un base increíble.

Ahora bien, queda una última decisión importante para esta noche tan especial, tú eliges:

¿Invitamos al tío Mason?